Dice el Señor:
"Ahora demostraré la cuarta especie de fuego, por la cual toda la Creación será purificada en Mi Segunda Llegada. Esa especie consistirá en grandes convulsiones telúricas de varias categorías, mayormente en aquellos puntos donde fueron construidas las metrópolis suntuosas, en que dominan el peor orgullo, desamor, malas costumbres, falsos testimonios, poder, honores, ocio, al lado de la mayor pobreza, miseria y sufrimiento generados por el excesivo epicureísmo de los ricos.
En tales ciudades surgirán, por la codicia, fábricas en grandes proporciones y, en vez de manos humanas, trabajarán el fuego y el agua en unión con millares de artísticas máquinas de acero. El calentamiento se hará por medio de carbón a distancia, que en tal época, será extraído de las minas en grandes masas.
Cuando tales máquinas, por el poder del fuego, hayan alcanzado su culminación, la atmósfera telúrica será tan fuertemente cargada de gases inflamables, que se incendiarán aquí y allá, reduciendo tales centros y alrededores en cenizas y polvo, incluso los habitantes. Tal será una purificación enorme y eficaz. Lo que no fuere alcanzado por el fuego, será hecho por varias tempestades donde fuere preciso; pues, sin necesidad, nada será quemado ni destruido.
Por ese medio, el aire será liberado de los vapores nocivos y de los elementos de la Naturaleza; habrá influencia benéfica sobre todos los seres de la Tierra y la salud de los hombres, hasta el punto de terminar varias enfermedades malignas, alcanzando el Género Humano edad avanzada y saludable.
Como las criaturas purificadas se hallarán en Mi Luz, respetando para siempre las Leyes del Amor, los bienes terrenos serán de tal forma distribuidos, que cada uno tendrá lo suficiente, aplicando justo celo. Los jefes de la comunidad, tanto como los gobernantes igualmente actuando bajo Mi Voluntad y Luz, harán que jamás haya alguna carencia en el pueblo. Yo Mismo visitaré las criaturas, para levantarlas y fortificarlas donde exista el mayor deseo y el amor más fuerte para Conmigo.
Obtuviste respuesta comprensible para los griegos. Se trata de una profecía para el futuro lejano, pero que se cumplirá; pues, todo podrá desaparecer, incluso esta Tierra y el Cielo visible; jamás, sin embargo, Mis Palabras y Promesas dejarán de cumplirse. ¿Comprendiste?"
Fuente: Gran Evangelio de Juan, tomo 8, capítulo 186